La nona tiene cien años, algo poco común ya que, además, posee un excelente estado de salud y una voracidad terrible. Esa mujer no puede saciar su hambre. 

Luego tenemos a Anyula, hija de la Nona. Es una mujer bastante amable que siempre está dispuesta a servirle a quien sea, tanto a su sobrino favorito, Chicho, como a su madre. 

Carmelo y Chicho son dos personajes indispensables para esta historia. A pesar de ser hermanos, son como el agua y el aceite; por un lado tenemos a Carmelo, un hombre muy trabajador y responsable, y por el otro tenemos a Chicho, un compositor de tango que aprovecha su «título» de artista como excusa para no trabajar y ayudar al bienestar de su familia.

Por último tenemos a María y Marta, madre e hija; María es ama de casa y se encarga de la Nona. Marta es una joven de veinte años que  con el pretexto de que trabaja en una farmacia desaparece por largas horas en la noche.

La Nona y su ya mencionada voracidad suponen un gran gasto para toda la familia y todos lo saben, ya que a la hora de hablar sobre la crisis que están pasando, Chicho, por ejemplo, le plantea a su hermano la posibilidad de que la Nona trabaje. A pesar de que este no aceptó la propuesta, sí acepta llevarla al médico dada la insistencia de su hermano para estar al tanto de la salud de la matriarca de la casa. Su preocupación no se debía a ella, sino a él mismo, que no quería trabajar para aportar algo de estabilidad económica a la casa.

Después de esto ocurren cosas cruciales en toda la historia, cosas descabelladas y muy cómicas, donde la tragedia se hace presente una y otra vez, pero sin dejar de hacernos reír.