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Historia

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Un poco de historia

¿Qué es un sindicato?

El sindicato es una organización que forman los trabajadores para defender sus derechos y luchar juntos por transformar su realidad.

Hasta mediados del siglo XIX el trabajador debía negociar su salario y sus condiciones de trabajo directamente con su patrón. Al tener que hacerlo de manera individual, quedaba en una situación de mucha debilidad frente a quien lo contrataba.

Cuando el trabajador comenzó a juntarse con el resto de los compañeros de su lugar de trabajo para reclamar por el salario y las condiciones de trabajo de todos, el reclamo colectivo los fortaleció frente al propietario de esa empresa. Pero al estar aislados de los que trabajaban en otras empresas, eran vulnerables a las estrategias de fragmentación y división del conjunto de la patronal.

Cuando de la unión solidaria entre los compañeros de un mismo lugar de trabajo se pasó a la organización sindical con el resto de los que trabajaban en el mismo sector de la producción, los trabajadores fueron adquiriendo poder para negociar no sólo con cada patrón sino con el conjunto de la patronal de ese sector.

Cuando los trabajadores del conjunto de los sectores que producen la vida de un país logran organizarse sindicalmente, adquieren poder para disputar a los dueños del capital la distribución de la riqueza en la sociedad.

¿Por qué se crearon los sindicatos?

Los sindicatos surgen en el siglo XIX cuando los trabajadores, por el desarrollo del sistema capitalista, habían quedado sometidos al inmenso poder de quienes los contrataban.

Esa situación de dominación no fue de un día para otro, sino resultado de un largo proceso histórico que transformó el trabajo en empleo asalariado.

Tomemos como ejemplo al artesano que en la Edad Media construía sillas.

Ese artesano, en su taller, con sus herramientas y con sus conocimientos sobre el oficio de construir sillas, realizaba todo el proceso de producir la silla -desde cortar la madera hasta pintarla- y luego la vendía, pues era propietario de ese producto que había fabricado.

En un momento, determinadas condiciones económicas y políticas hicieron que ese artesano tuviera que abandonar su taller y fuera contratado para fabricar sillas en el taller de un capitalista, es decir de alguien que tenía capital -dinero- suficiente para tener un taller más grande, mejor equipado, con más artesanos contratados y con más clientes. El artesano contratado seguía haciendo la misma silla que antes y de la misma manera que antes, sólo que ahora la silla no era suya, era del capitalista.

El trabajador ya no fue dueño del producto de su trabajo.

Como el capitalista se fue dando cuenta de que si organizaba de otra manera el trabajo y dividía el proceso de fabricación se hacían más sillas en el mismo tiempo de trabajo, puso a un trabajador a cortar la madera, a otro a tornear las patas, a otro a clavarlas, y así fragmentó el trabajo entre distintos trabajadores hasta tener la silla terminada.

El trabajador perdió el control sobre el proceso de trabajo.

Al conseguir fabricar muchísimas más sillas pagando el mismo tiempo de trabajo, el capitalista hizo un descubrimiento fundamental: que la mayor fuente de sus ganancias estaba en la diferencia entre lo que pagaba por el tiempo de trabajo del trabajador -el salario- y el valor de las mercancías que lograba que en ese tiempo se fabricaran. Buscó entonces:

Que el tiempo de trabajo fuese el mayor posible pagando el mínimo de salario posible. El trabajador fue sometido a jornadas de 12 a 16 horas y con salarios tan bajos que sólo le permitían alimentarse para tener la fuerza suficiente para volver a trabajar al día siguiente.

Que el proceso de trabajo estuviese dividido en partes cada vez más simples para aprovechar al máximo el tiempo de trabajo y para disminuir el costo del trabajo: no es lo mismo pagar a alguien por hacer una silla que por clavar clavos. El trabajador, al quedar reducido a repetir mecánicamente una misma tarea, perdió el sentido de su trabajo y su calificación para el trabajo.

Que las maquinarias fueran reemplazando la mayor parte del trabajo humano posible; con ello se eliminaba la dependencia que el capitalista tenía del trabajador, bajaba los gastos en salarios y al mismo tiempo multiplicaba las posibilidades de explotación del trabajo de los trabajadores que quedaban a cargo de esas máquinas. El trabajador perdió totalmente el control sobre su tiempo de trabajo, ahora el tiempo se lo imponía la máquina.

Al cabo de todo este proceso histórico, en términos individuales aquel artesano -cuyo trabajo abarcaba imaginar la silla que iba a construir, planificar su proceso de trabajo, organizar los tiempos de realización y disponer del objeto producido- quedó convertido en el asalariado del sistema capitalista, cuya única posibilidad de supervivencia es vender al dueño del capital, a cambio de un sueldo, su tiempo y su capacidad de trabajo.

Y en términos colectivos, los conocimientos que sobre el trabajo de hacer sillas los artesanos colectivamente construyeron a partir de su trabajo durante siglos, les fueron expropiados y quedaron -materializados en tecnologías, maquinarias, formas organizativas del trabajo, patentes, etc- como propiedad individual del capital.

A lo largo de todo este proceso la resistencia de los trabajadores puso límites a la voracidad de ganancias del capital.

Por un lado, porque por peores que hayan sido las condiciones que se le impusieron y por más sofisticadas que hayan sido las maquinarias que se inventaron para reemplazarlo, finalmente el trabajador controla algo fundamental para que el proceso de trabajo pueda darse: su inteligencia y su voluntad.

Por otro lado, porque los trabajadores también fueron haciendo aprendizajes. Viendo el papel fundamental que el capital dio a la organización del trabajo en la obtención de sus ganancias, los trabajadores descubrieron:

  • que el trabajo es de naturaleza colectiva;
  • que como trabajador colectivo son ellos los que producen todo lo que las sociedades necesitan para vivir y desarrollarse;
  • que en tanto es su trabajo lo que produce la riqueza material y simbólica de la sociedad, tienen derecho a usufructuarlas en un pie de igualdad con todos;
  • que organizándose colectivamente adquieren poder para hacer valer ese derecho.

 

Sobre el poder de lo colectivo y el valor de la organización los trabajadores construyeron el sindicato.

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¿Qué es el Centro de Empleados de Comercio – Quilmes?

Es el Sindicato que une y representa los intereses y las demandas de los trabajadores de comercios que se desempeñan en distintos niveles, modalidades y establecimientos de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela

Es un sindicato donde se organizan democráticamente trabajadores de la actividad en estos tres partidos.

Es democrático porque las decisiones y acciones del sindicato se resuelven con la voz y el voto de los trabajadores que lo conforman.

Forman parte del sindicato todos aquellos que se comprometen a sostenerlo y a darle vida.

La primera instancia de ese compromiso es la afiliación: solidariamente el trabajador asume el sostenimiento del sindicato destinando un pequeño porcentaje de su sueldo.

Pero además de ese aporte solidario, lo que realmente da vida al sindicato es la participación del conjunto de los afiliados en las decisiones y las acciones que se llevan adelante.

¿Cómo se participa en el Centro de Empleados de Comercio?

  • Interviniendo con voz y voto en las Asambleas de cada distrito donde se deciden las políticas y las estrategias que va a llevar adelante la organización.
  • Eligiendo cada cuatro años, mediante voto directo y secreto, a la conducción del Distrito, Delegados Congresales ante la FAECyS, Delegados al Plenario Nacional de la FAECYS y Delegados a la Junta Regional, que conforman la máxima instancia de decisiones.
  • Integrando libremente las diferentes listas que se presentan a las elecciones para todos los cargos.
  • Postulándose para ser electo por sus compañeros como Delegado de base.
  • Interviniendo como Delegado en las deliberaciones y decisiones a tomar entre pares.
  • Participando en los diferentes espacios de capacitación del Sindicato –jornadas, seminarios, cursos y talleres- donde se intercambian experiencias y se profundiza en distintos temas laborales, político pedagógicos y socio-comunitarios.
  • Utilizando los distintos servicios que brinda el Sindicato: Asesorías legales y laborales, Centros de Salud, Recreación, Turismo, etc.; organizados con sentido solidario
  • Asumiéndose como protagonista de un proceso de construcción colectiva que, desde el 22 de Noviembre de 1936, fecha de su creación, hace que el Centro de Empleados de Comercio – Quilmes sea hoy una organización cada vez más fuerte para luchar por los derechos de los trabajadores y por los derechos sociales del conjunto de los trabajadores de esta Nación.